En este EDIT hablaremos de la huella de carbono, algo que todos hemos escuchado alguna vez pero que muchos no sabemos en qué consiste realmente, y lo abordaremos desde la producción de un par de zapatos, claro. Como no queremos expandirnos demasiado ni agobiaros con números o datos tediosos intentaremos ser lo más concisos y claros posible, aunque os animamos a buscar más información.
Qué es la huella de carbono
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La huella de carbono es un indicador ambiental que cuantifica la totalidad de gases de efecto invernadero emitidos, directa o indirectamente, al realizar cualquier producto a lo largo de todo su ciclo de vida, aunque también se puede aplicar a un individuo, organización o evento. De hecho, incluso navegar por internet conlleva un impacto medioambiental. Normalmente se mide en masa de CO2 equivalente, esto es que otros gases de efecto invernadero como metano, óxido nitroso, hidrofluorocarburos, etc. son convertidos a su valor equivalente en dióxido de carbono.
Pero a nosotros lo que nos ocupa es la huella de carbono de un par de zapatos y aquí es donde hay que contemplar una multitud de factores que hacen que dos pares idénticos en materiales y proceso de fabricación tengan dos huellas de carbono diferentes, y por eso es tan importante conocer el origen de los productos que adquirimos.
Según las fuentes consultadas, el grueso de las emisiones de gases de efecto invernadero recae en la fabricación de los componentes y entre ellos destaca la suela y el corte, tanto si es piel como textil, en segundo lugar la fabricación del embalaje y el final de vida del calzado seguido por la fabricación propiamente dicha de los zapatos y por último el transporte.
Aunque esta es una media más que aceptable, intentaremos analizar y profundizar en cada aspecto pues, como hemos dicho anteriormente, el origen puede incrementar o disminuir estos valores.
FABRICACIÓN DE LOS COMPONENTES
Los componentes son todos aquellos materiales que conforman un zapato: desde la piel, el textil o la suela hasta las cordoneras, hebillas u ojales y otros que no se ven como topes, contrafuertes o colas.
¿Y cómo el origen de estos materiales puede influir en la huella de carbono?
Imaginemos, por ejemplo, que un par de cordoneras hechas en España y en otro país, digamos Portugal que está cerca, emiten la misma cantidad de CO2 en su realización.
La cuestión es que las que se han hecho en Portugal las tienen que enviar a España para la fabricación de los zapatos por lo que el transporte de venir aquí ya incrementa la huella de carbono.
Así mismo la procedencia de las pieles o textiles tienen no solo la misma repercusión, si no más, y no solo en la emisión de gases, también tiene un impacto directo en el medio ambiente. El cultivo de algodón, lino u otros materiales vegetales para la confección de textiles en países en vías de desarrollo tienen menos control: abonos químicos, pesticidas, fungicidas que envenenan la tierra y a los agricultores que la cultivan y además con unos costos muy favorables para las empresas que las adquieren en detrimento de los bajos salarios y las ventajas fiscales que ofrecen estos Estados.
De igual modo la cría de ganado. Hay que decir que un animal no se sacrifica solo para extraer su piel y hacer cuero, obvio, ya que se aprovechan todas sus partes sobre todo para el consumo humano. Pero nadie nos garantiza el bienestar del animal ni las condiciones de su vida hasta que es sacrificado.
Por todo esto, es tan importante que el origen de los materiales empleados para la fabricación de unos zapatos (y de cualquier producto en general) sea lo más cercano posible. No solo porque reducimos la contaminación medioambiental, sino porque nos aseguramos de un comercio justo y unos salarios dignos (aunque este tema bien se merecería otro edit).
FABRICACIÓN DEL CALZADO
En este paso es donde se ensamblan todos los componentes para que los zapatos cobren vida y lo que resalta es el uso de electricidad para poner en marcha las máquinas que lo hacen posible. Porque generar electricidad también provoca gases de efecto invernadero.
En economías emergentes o más precarias o más intolerantes con el medio ambiente todavía utilizan en gran medida el carbón para producir electricidad como es el caso de China por lo que la huella de carbono se incrementa cuando los zapatos se fabrican en estos países. Por otra parte cuantas más maquinas se utilicen más electricidad se necesitará con el consiguiente aumento de CO2.
Por eso los procesos artesanales ayudan a reducir dichas emisiones, ya que necesitan menos máquinas pues es un proceso muy manual.
FABRICACIÓN DEL EMBALAJE Y FINAL DE LA VIDA DEL CALZADO
En el embalaje tenemos que tomar en cuenta tanto la caja donde se guardan los zapatos y nos la llevamos a casa cuando los adquirimos como el envase que recibe la tienda, o sea, dos envases para un par de zapatos. Por eso hay que procurar que dichos contenedores se hayan realizado con papel reciclado para que el impacto sea menor y por supuesto, no olvidarnos de reciclar esas cajas si ya no las vamos a utilizar. Aquí también entra en juego la procedencia de nuestros zapatos pues según en qué país se fabriquen las legislaciones pueden ser más o menos permisivas.
En el final de la vida del calzado se contempla el procesamiento que se lleva a cabo como cualquier otro residuo que acabe en el basurero, así que seguramente será enterrado o incinerado.
FABRICACIÓN DEL CALZADO
En este paso es donde se ensamblan todos los componentes para que los zapatos cobren vida y lo que resalta es el uso de electricidad para poner en marcha las máquinas que lo hacen posible. Porque generar electricidad también provoca gases de efecto invernadero.
En economías emergentes o más precarias o más intolerantes con el medio ambiente todavía utilizan en gran medida el carbón para producir electricidad como es el caso de China por lo que la huella de carbono se incrementa cuando los zapatos se fabrican en estos países. Por otra parte cuantas más maquinas se utilicen más electricidad se necesitará con el consiguiente aumento de CO2.
Por eso los procesos artesanales ayudan a reducir dichas emisiones, ya que necesitan menos máquinas pues es un proceso muy manual.
FABRICACIÓN DEL EMBALAJE Y FINAL DE LA VIDA DEL CALZADO
En el embalaje tenemos que tomar en cuenta tanto la caja donde se guardan los zapatos y nos la llevamos a casa cuando los adquirimos como el envase que recibe la tienda, o sea, dos envases para un par de zapatos. Por eso hay que procurar que dichos contenedores se hayan realizado con papel reciclado para que el impacto sea menor y por supuesto, no olvidarnos de reciclar esas cajas si ya no las vamos a utilizar. Aquí también entra en juego la procedencia de nuestros zapatos pues según en qué país se fabriquen las legislaciones pueden ser más o menos permisivas.
En el final de la vida del calzado se contempla el procesamiento que se lleva a cabo como cualquier otro residuo que acabe en el basurero, así que seguramente será enterrado o incinerado.
TRANSPORTANDO EL CALZADO
En este apartado se estima el traslado de la mercancía hasta que llega al consumidor final y aunque, en un principio, pueda parecer que es el aspecto más contaminante, como hemos comentado anteriormente es el que menos repercusión tiene en la emisión de gases de efecto invernadero. Sin embargo es incuestionable que cuanto más cerca se hayan fabricado los productos que consumimos menos impacto en la huella de carbono tendrán.
Por otra parte también influye el tipo de transporte empleado para el envío de las mercancías. Es sabido que el transporte aéreo es el más contaminante aunque este método no es el más usual a la hora de desplazar mercancías por el mundo. Normalmente para enviar productos fabricados en países distantes en otros continentes como Asia, donde se fabrican una buena parte de los zapatos que adquirimos, se utiliza la vía marítima en grandes cargueros. Estos barcos no son ni de lejos los más contaminantes pero sí que tienen un gran impacto medioambiental en la fauna marítima.
Después de haber desgranado el origen de las emisiones de CO2 en la producción de calzado, la siguiente pregunta sería saber cuántos kilogramos de dicho gas se emite a nuestra atmósfera por cada par de zapatos fabricados. Como ya hemos visto no hay una media exacta pues depende de todos los factores mencionados anteriormente así como del tipo de modelo (no es lo mismo una bota que un zapato plano o unas Sneakers). Así que, según nuestras fuentes, este valor puede variar de 2,3 Kg CO2e/par hasta los 6,1 kg CO2e/par.
¿POR QUÉ EN 3alCUBO SOMOS DISTINTOS ?
Nos hemos comprometido contigo, con nosotros y con nuestro planeta a reducir lo máximo posible la huella de carbono de nuestro calzado contribuyendo a la economía de nuestra comarca y al crecimiento de nuestro país. Y esto es solo el principio porque seguiremos luchando por un mundo más justo y respetuoso con el medio ambiente.
COMERCIO DE CERCANIA
- Ayudamos a la economía de nuestra zona ya sea nuestra ciudad, nuestra provincia o comunidad y nuestro país. Incluso de la Unión Europea. Sabemos que las condiciones laborales y salariales son justas (aunque por desgracia no siempre se cumplan).
- Las leyes medioambientales son más estrictas y hay un mayor control en su acatamiento, desde el uso de productos químicos y su tratamiento posterior hasta la cría de ganado o el cultivo para uso textil o las emisiones emitidas por fábricas donde se producen los bienes.
- Reducimos el impacto medioambiental por el transporte.
SISTEMA DE PRODUCCIÓN SOSTENIBLE
Solo producimos bajo demanda y nos aseguramos de que el origen de nuestros materiales cumplan con nuestras expectativas tanto medioambientales como sociales.
PROCESO ARTESANAL
El proceso artesanal de la fabricación reduce significativamente la huella de carbono, tanto en la fabricación de los componentes como en la producción final del producto.
RECICLAJE
Todos nuestros envases son de cartón reciclado, al igual que nuestras etiquetas y el papel que utilizamos en el embalaje.
COMERCIO DE CERCANIA
- Ayudamos a la economía de nuestra zona ya sea nuestra ciudad, nuestra provincia o comunidad y nuestro país. Incluso de la Unión Europea. Sabemos que las condiciones laborales y salariales son justas (aunque por desgracia no siempre se cumplan).
- Las leyes medioambientales son más estrictas y hay un mayor control en su acatamiento, desde el uso de productos químicos y su tratamiento posterior hasta la cría de ganado o el cultivo para uso textil o las emisiones emitidas por fábricas donde se producen los bienes.
- Reducimos el impacto medioambiental por el transporte.
SISTEMA DE PRODUCCIÓN SOSTENIBLE
Solo producimos bajo demanda y nos aseguramos de que el origen de nuestros materiales cumplan con nuestras expectativas tanto medioambientales como sociales.
PROCESO ARTESANAL
El proceso artesanal de la fabricación reduce significativamente la huella de carbono, tanto en la fabricación de los componentes como en la producción final del producto.
RECICLAJE
Todos nuestros envases son de cartón reciclado, al igual que nuestras etiquetas y el papel que utilizamos en el embalaje.